Llené la mochila. Literal. Agarré ropa, zapatillas, botellas, cargadores, cosas que normalmente no caben en una mochila estándar… y las metí todas.
Pensé que ya estaba al límite. Pero no. Aún le quedaba espacio.

Por eso estoy escribiendo esto. Porque la Mochila “Singapur” me sorprendió más de lo que esperaba. Por fuera se ve minimalista, limpia, piola. Pero por dentro… es todo un universo. Me fui una semana con ella y perfectamente podría haberme quedado unos días más. Y eso que no parece grande, es algo que no me había pasado nunca y realmente me sorprendió.

Lo que más me impresionó es que, aunque estaba totalmente llena, no se veía deforme ni incómoda. El diseño seguía impecable, se sentía liviana, y el peso estaba bien distribuido. Es como si estuviera pensada para ese tipo de viajes donde no quieres llevar más que lo necesario… pero igual llevas de todo. Y lo mejor: no parece que esté llena. De verdad, pasa piola.

Y no es solo sensación: Tiene 22 litros de base y se expande hasta 35 litros, así que realmente se adapta al contenido. Suma eso a los compartimentos internos bien pensados, al diseño cómodo para la espalda y el puerto USB integrado, y te das cuenta de que no es solo una mochila más. Incluso cumple con las medidas para llevarla como equipaje de mano en avión, lo cual para mí ya es un win total.

Cuando terminé de llenarla, me reí solo.
“Esto está 100 de 10”, dije.
Y si viste el video, sabes que no estoy exagerando.

Si estás buscando una mochila que no solo se vea bien, sino que cumpla de verdad, te la dejo recomendada. Porque esta, de verdad, pasó la prueba.